sábado, 4 de junio de 2011

Mis representaciones, conceptos y creencias sobre la Historia a partir de este curso. (Producto 12)

Con base en las reflexiones realizadas durante el presente curso estatal “Metodologías para el Aprendizaje de la Historia (SEP104303), concluyo que mi práctica docente en esta asignatura deberá tener importantes cambios de enfoque respecto del aprender historia. Esta concepción de la asignatura y de su aprendizaje contrasta con la que he manejado anteriormente, desde mi formación estudiantil hasta mi actual ejercicio docente. La participación en el curso en mención ha modificado mis conceptos iniciales y el enfoque mismo sobre la Historia como a continuación expongo.
            El enfoque tradicional de la Historia insiste en concebir la asignatura como un espacio escolar  orientado a aprender lo que un texto determinado dice acerca de lo que sucedió en el pasado como una narración detallada y conclusiva sobre esos hechos, generalmente acompañada de imágenes y gráficos que ilustran lo ahí expuesto. Estos textos-base cuidadosamente seleccionados con anterioridad, suelen ser elaborados por destacados historiadores que acuden a fuentes originales y se involucran profesionalmente con el estudio de la Historia. Producto de ese trabajo serio, ordenado y científico de investigación historiográfica, los autores emiten un libro con contenidos de gran relevancia y valía en la materia, que constituye la versión de la historia que habrá de considerarse como fundamental u oficial en el proceso de aprendizaje escolar.
            Sin embargo, la versión que aparece escrita y explicada en los libros de texto, con todos los atributos que se han mencionado, no deja ser la conclusión personal (o grupal, si fuera el caso) de los autores, su visión ilustrada de la Historia. El que aprende Historia, así sea a nivel escolar, requiere de un proceso similar al del historiador, es decir, una investigación historiográfica que lo lleve a crear en su intelecto las imágenes, los personajes, los ambientes y, finalmente, los hechos sucedidos en el pasado y que sustentan nuestro presente. Dicho de otra forma, se trata de re-crear los acontecimientos o de hacer Historia, más que aprenderla.
            Con esta visión de la asignatura, tanto mi empeño por aprender Historia como mi práctica docente en esa materia se ven modificados sustancialmente. Como punto de partida, habrá que considerar la importancia de acceder a diversas fuentes, tan originales y directas como sea posible, valorarlas en lo que en sí mismas representan, interpretarlas de manera situada y narrar la versión construida personal o grupalmente, como una re-creación de la Historia ordenada, fundamentada y, consecuentemente, significativa. Esto no quita que el alumno, estudiante de cualquier nivel, acuda al libro de texto como referente principal, a manera de contrastar lo elaborado en el grupo con la versión del historiador especialista y, de esa manera, enriquecer el aprendizaje desarrollado.

Metacognición de la Historia Producto 15)

En términos generales entendemos por metacognición nuestra capacidad de autorregular el aprendizaje, para lo cual es indispensable la toma de conciencia de los procesos cognitivos desarrollados según la edad del aprendiz y la regulación de los propios procesos de aprendizaje. Esta capacidad pudiera parecer difícil de alcanzar por alumnas y alumnos de nivel primario. Sin embargo, desde la etapa piagetiana de las operaciones concretas (7 a 11 años), los pequeños están en posibilidades de desarrollar procesos de razonamiento lógico y de clasificación de los conceptos de espacio y tiempo reales. Con el desarrollo de estas habilidades están ya capacitados para involucrarse en el estudio de la historia, aún en el sentido que hemos expuesto anteriormente y no simplemente como la memorización de datos no significativos para ellos.
            La metacognición  en el aprendizaje de la Historia juega un papel de importancia fundamental en el proceso enseñanza – aprendizaje. La autorregulación de los procesos de aprendizaje de la Historia por los alumnos de nivel primario será factible mediante la interacción escolar en la medida en que el trabajo áulico sea reflexivo y conciente y se realice en un ambiente de armonía que permita la libre y ordenada expresión de las ideas, las imágenes mentales, las reflexiones de tipo causa – efecto, etc. Por su parte, la toma de conciencia de los procesos cognitivos, generalmente alcanzado de manera posterior a la autorregulación del aprendizaje, será un proceso más complicado que, no obstante, podrá alcanzarse gracias al ejercicio constante de la investigación historiográfica adecuado al nivel de desarrollo de cada alumno.
            El acercamiento a diversas fuentes de investigación para la re-creación de los acontecimientos históricos pasados como una actividad realizada cotidianamente en el aula representará para los pequeños historiadores un sustento suficiente para el logro de la metacognición en esta área del conocimiento. Al paso del tiempo y con el desarrollo de las habilidades correspondientes, los alumnos se formarán un concepto de la Historia distinto al que se ha manejado tradicionalmente en el que las representaciones históricas no se obtienen de un texto oficial como asimilación de conceptos, razones, imágenes, etc., sino como la elaboración historiográfica de las mismas. Esta será, consecuentemente, la finalidad de la asignatura de  Historia en mi práctica docente regular, a partir de las reflexiones realizadas durante el presente curso.

sábado, 28 de mayo de 2011

Producto 6 Reflexión sobre la importancia del uso de ligas en el estudio de la historia

            El consultar diversas fuentes bibliográficas y digitales en el estudio de la historia representa un gran apoyo para obtener más y mejores elementos de información, reflexión y análisis. La consulta de versiones diferentes, con distintos puntos de vista, fortalece la formación de una visión integral de los sucesos históricos, al tiempo que desarrolla en el estudiante el interés por descubrir y re-crear la historia.
            Hoy en día, la tecnología nos ofrece la oportunidad única de acceder a múltiples y muy diversas fuentes de consulta a través de Internet. Por este medio se facilita la compresión de la información y la construcción de los conocimientos del alumno mediante textos, imágenes, sonidos, videos, etc. La inclusión de ligas en un texto de investigación o la presentación de un tema de historia representa la posibilidad de hacer historia con los alumnos más que dictarla.
            El uso de las TIC debe estar considerado en el diseño de las actividades de aprendizaje, de acuerdo al nivel de desarrollo cognoscitivo del alumno y la perspectiva de enseñanza que se desea alcanzar, así como el nivel de conocimiento y manejo de las tecnologías.
            Es determinante crear en los docentes la conciencia de la importancia del manejo de las TIC en su desempeño y el desarrollo de sus propias competencias digitales para, de esta forma, producir mejoras en la práctica de la enseñanza de la historia, respondiendo a las exigencias del mundo moderno.

Listado de fuentes para la Investigación Historiográfica

Producto 4
Bibliografía que sustenta la SP

  • Garciadiego, Javier. Introducción histórica a la Revolución mexicana. El Colegio de México – SEP. México 2006.
  • García Cantú, Gastón. Dictadura y Revolución. Lecturas Nacionales V. Gobierno del Estado de Puebla. Puebla, 1995.
  • Florescano, Enrique et alt. Arma la Historia. Primaria II. SEP – SNTE. México 2010.
  • Gilly, Adolfo. La Revolución Interrumpida. Historia General de México, Vol. II. Colegio de México. Ediciones El Caballito, décima edición.  México, 1978.
  • Sánchez Lamego, Miguel Ángel. Historia militar de la Revolución mexicana. Vol. III. Instituto Nacional de Estudios Históricos de la Revolución Mexicana. México, 1977.
  • Ruíz, Ramón Eduardo. México: la gran Rebelión. 1905 – 1924. Ediciones ERA, trad. de la versión en inglés de 1980. México, 1984.


Producto 5
Ligas que complementan la información respecto de la Revolución Mexicana

http://www.pucsp.br/cehal/downloads/textos/textos_congresso/23_07_2010_Ponencia_Bernardo_Garcia_Diaz.pdf

sábado, 21 de mayo de 2011

Interpretación y valorización de entrevistas y testimonios orales

Después de haber entrevistado a algunos personajes que vivieron la época revolucionaria y habiendo registrado sus comentarios, descubro la gran importancia que tiene la realización de esta estrategia en el aprendizaje de la historia por las siguientes razones.
            En primer término, el contacto directo con gente que ha vivido la época aporta elementos trascendentes acerca de la situación en el tiempo y el espacio en que se desarrollaron los hechos, mediante la información sobre aspectos prácticos del tiempo referido como las costumbres de la gente que lo vivió, los medios de transporte, los roles de género, la forma de vestir, etcétera. De esta manera es más fácil y preciso imaginarse los acontecimientos que se estudian.
            Más allá de los datos que aporta el entrevistado, de la información en sí, a través de esta actividad, el entrevistado transmite la emoción de quien vivió lo que se cuenta, contagia sentimientos vividos en ese entonces y traídos al presente a través del recuerdo de aquellas vivencias. Este contacto directo imprime un sentido diferente a nuestra concepción acerca de la etapa histórica estudiada.
            La época, la revolucionaria en este caso, puede ser estudiada y vista a través del diálogo con personajes reales que vivieron directamente los sucesos, lo que coadyuva a la comprensión con mayor claridad y a la reflexión sobre la época histórica.
            Además de los procesos intelectuales que se dan a partir de la información recabada referente a la época estudiada, el realizar una entrevista a una persona que tuvo la experiencia vivencial de esa época nos expresa con mayor claridad los sucesos descriptivos de la época. A través de la inferencia y empatía con los personajes en este diálogo, nuestra percepción acerca de lo sucedido es más completa y va más allá de la acumulación o repetición de datos aislados y vacíos de significado.

sábado, 14 de mayo de 2011

Reflexiones acerca mi práctica docente en la asignatura de historia

Hoy y siempre resulta de gran importancia aprender Historia, no sólo para entender, hasta donde sea posible, la situación que vivimos en la actualidad sino también para mejorar nuestra actuación personal y comunitaria, evitando los errores cometidos por nuestros antepasados e imitando las acciones y actitudes que han generado efectos positivos en la sociedad. Además, en la medida que reflexionamos sobre nuestros actos (nuestros en cuanto que son acontecimientos sucedidos en el tiempo y el espacio, protagonizados por seres humanos de carne y hueso como cada uno de nosotros) aprendemos más y mejor acerca de la naturaleza humana, sus fortalezas y debilidades, sus limitaciones y potencialidades, con lo que obtenemos herramientas para descubrir nuestro interior, nuestra personal y única naturaleza humana.
            Como docente he emprendido, a lo largo de los años de servicio, diferentes estrategias para enseñar historia a mis alumnos. Generalmente me he basado en el libro de texto como punto de partida del aprendizaje. He intentado de diversas maneras involucrar a los alumnos en las distintas épocas a estudiar, principalmente a través de imágenes, ya que entiendo que es inadecuado pretender que comprendan los hechos pasados con base en concepciones propias del hoy y aquí. Por ejemplo, cuando se evoca una etapa antigua es necesario ubicarse en la situación histórica en referencia a aspectos prácticos como los medios de transporte propios de la época, la manera de vestir, la vida urbana o campesina, la influencia de la religión, la política, las actividades de entretenimiento, etc. Por esta razón procuro que los alumnos elaboren textos o resúmenes y los ilustren con imágenes (dibujos o fotos elaboradas por casas editoriales o de otras fuentes) que les ayuden a ubicarse en el tiempo y espacio correspondientes.
            Asimismo, acostumbro iniciar cada clase recordando conceptos vistos en las sesiones anteriores, desde el inicio del bimestre, haciendo preguntas a los alumnos o pidiéndoles que ubiquen puntos importantes en un mapa, con el objetivo de recuperar cada vez lo aprendido y entender mejor los nuevos aprendizajes.
            Estas estrategias generales han dado buen resultado parcialmente, en cuanto que me han permitido mejorar los resultados en la asignatura, aunque persiste el desinterés natural por la misma en un 30% de mis alumnos. Pienso que aquellos que de alguna manera despertaron su curiosidad por la historia con alguna de las actividades realizadas desarrollan el interés por conocer los datos que alimenten precisamente ese interés por entender los acontecimientos históricos. En cambio, quienes no han despertado tal curiosidad, simplemente no tienen la necesidad de alimentarla con el estudio de la historia y, en consecuencia, no conectan con la asignatura. Por el contrario, cada vez más ésta se convierte en una tediosa sesión de repetición de datos memorísticos vacíos de significado.
            Las escuelas donde laboro cuentan con un recurso tecnológico de gran importancia para el estudio de la historia que es el equipo de Enciclomedia. Aún con sus limitaciones, principalmente de carácter técnico (fallas frecuentes, mala calidad en la proyección y la falta de conexión a Internet) este recurso representa un gran potencial didáctico. De hecho, considero que no he sabido explotarlo adecuadamente, sobre todo por la posibilidad que ofrece de presentar, más allá del texto base (o la versión oficial de la historia) fotografías de lugares, objetos, personajes, retratos, visitas virtuales, sonidos, etc., archivados en el software así como la posibilidad complementaria de presentar a los alumnos más imágenes obtenidas de otras fuentes. Lo mismo aplica para la posibilidad de compartir con los alumnos textos y obras de museo que, de otra manera, sería prácticamente imposible poner a su alcance.
            Para mejorar mi práctica docente en la asignatura de historia, considero que necesito cambiar la metodología a fin de que mis alumnos participen activa y productivamente en la construcción de conceptos y la elaboración de textos acerca de los contenidos programáticos, a partir del acceso a diversas fuentes de información y la participación en actividades de análisis y crítica sobre lo investigado. Esta innovación podría lograr en los pequeños un aprendizaje efectivo y ameno de la historia. Espero lograrlo cuanto antes.

Cipriano López Islas

Mis representaciones de la Historia

            En mi etapa de estudiante conocí la Historia en cuanto asignatura escolar, como una condición para aprobar semestres, pasar año. Tuve la oportunidad de conocer distintas maneras de enseñar la Historia, debido a los distintos profesores con quienes conviví como alumno. Los más, trabajaban la asignatura como una serie de contenidos enciclopédicos que debían aprenderse, entendiendo el término como memorizarlos y/o relacionarlos con temas y preguntas o indicaciones determinados por el profesor o por el libro.
            En la mayoría de los casos estudiar Historia significó para mí leer los textos dados y obtener de ellos las respuestas a preguntas directas, textuales, como condición indispensable para acceder a una buena calificación. Sin embargo, tuve también la gran suerte de contar con el profesionalismo y la dedicación que imprimía a su labor docente un profesor de Historia en segundo de secundaria que significó una experiencia diferente que cambió completamente mi percepción del hecho de estudiar Historia, a partir de la cual nació decididamente mi gusto por esta materia.
            El profesor inició su curso de Historia Universal como cualquier maestro de Historia, simplemente señalando algunos aspectos a los que debíamos prestar especial atención. Al terminar el primer mes de clase nos citó en uno de los muchos templos coloniales de la ciudad de Querétaro, donde estudié la secundaria. Ahí nos hizo ver el estilo arquitectónico en general, traído de Europa por los conquistadores y las aportaciones de los indígenas de la región en los caracteres grabados a cincel sobre la cantera rosa de las columnas. Esta observación y muchas otras que surgieron como comentarios espontáneos de mis compañeros de clase al referir otros casos conocidos por ellos o, incluso, otros aportes indígenas que en ese momento se intuían a raíz de las reflexiones creó un ambiente de aprendizaje ameno, productivo y que, al menos en mi caso, generó un gusto muy especial hacia la hasta entonces aburridísima Historia. Meses después viajamos a la Cd. de México para recorrer dos salas del Museo Nacional de Antropología e Historia, guiados por el autor del libro de texto que llevábamos en la escuela, ante la sorpresa lógica de todo el grupo.
            Esa representación inicial de la Historia cambió no sólo con el contacto directo con lugares y objetos que hablan de hechos sucedidos en otras épocas sino también con otro elemento que se sumó a mi experiencia en el primer año de estudio de la Escuela Normal. Como actividad principal del primer mes de clase el profesor nos hizo leer Los pasos de López de Jorge Ibargüengoitia. Posteriormente hicimos breves comentarios respecto de la lectura y del paralelismo con la historia oficial del inicio de la lucha por la Independencia. Si bien fue poco el seguimiento que se dio grupalmente a la lectura, ésta despertó en mí mucho interés por el estudio de la Historia no sólo de esa época sino de manera general, al provocar la curiosidad por conocer a distancia o imaginar los hechos a partir de imágenes descritas sin el condicionamiento del apego a la versión oficial, aquella que parte de conceptos fijos, preestablecidos, icónicos, que concibe personajes casi angelicales. Esta libertad me abrió posibilidades para construir conceptos más humanos acerca de los protagonistas de la Historia así como hechos más comunes que heroicos, más reales.
            Hoy, como docente, pretendo despertar en mis alumnos curiosidad por conocer los personajes, ubicarse en el espacio – tiempo históricos y descubrir las causas y consecuencias de los hechos a estudiar. De esta manera podrá haber interés de su parte por aprender la Historia escribiendo de manera compartida con el grupo su propia versión. Si logro provocar esa curiosidad científica, los textos que se lean (diversos y lo más originales posibles), las imágenes observadas y/o los lugares históricos visitados serán el alimento para una curiosidad que se traducirá en  investigación y re-creación de los acontecimientos. Es decir, los alumnos estarán, más que aprendiendo una Historia, haciendo Historia.

Cipriano López Islas