Con base en las reflexiones realizadas durante el presente curso estatal “Metodologías para el Aprendizaje de la Historia (SEP104303), concluyo que mi práctica docente en esta asignatura deberá tener importantes cambios de enfoque respecto del aprender historia. Esta concepción de la asignatura y de su aprendizaje contrasta con la que he manejado anteriormente, desde mi formación estudiantil hasta mi actual ejercicio docente. La participación en el curso en mención ha modificado mis conceptos iniciales y el enfoque mismo sobre la Historia como a continuación expongo.
El enfoque tradicional de la Historia insiste en concebir la asignatura como un espacio escolar orientado a aprender lo que un texto determinado dice acerca de lo que sucedió en el pasado como una narración detallada y conclusiva sobre esos hechos, generalmente acompañada de imágenes y gráficos que ilustran lo ahí expuesto. Estos textos-base cuidadosamente seleccionados con anterioridad, suelen ser elaborados por destacados historiadores que acuden a fuentes originales y se involucran profesionalmente con el estudio de la Historia. Producto de ese trabajo serio, ordenado y científico de investigación historiográfica, los autores emiten un libro con contenidos de gran relevancia y valía en la materia, que constituye la versión de la historia que habrá de considerarse como fundamental u oficial en el proceso de aprendizaje escolar.
Sin embargo, la versión que aparece escrita y explicada en los libros de texto, con todos los atributos que se han mencionado, no deja ser la conclusión personal (o grupal, si fuera el caso) de los autores, su visión ilustrada de la Historia. El que aprende Historia, así sea a nivel escolar, requiere de un proceso similar al del historiador, es decir, una investigación historiográfica que lo lleve a crear en su intelecto las imágenes, los personajes, los ambientes y, finalmente, los hechos sucedidos en el pasado y que sustentan nuestro presente. Dicho de otra forma, se trata de re-crear los acontecimientos o de hacer Historia, más que aprenderla.
Con esta visión de la asignatura, tanto mi empeño por aprender Historia como mi práctica docente en esa materia se ven modificados sustancialmente. Como punto de partida, habrá que considerar la importancia de acceder a diversas fuentes, tan originales y directas como sea posible, valorarlas en lo que en sí mismas representan, interpretarlas de manera situada y narrar la versión construida personal o grupalmente, como una re-creación de la Historia ordenada, fundamentada y, consecuentemente, significativa. Esto no quita que el alumno, estudiante de cualquier nivel, acuda al libro de texto como referente principal, a manera de contrastar lo elaborado en el grupo con la versión del historiador especialista y, de esa manera, enriquecer el aprendizaje desarrollado.